Gestión del envejecimiento saludable como herramienta para la prevención de trastornos musculoesqueléticos en las actividades de mantenimiento.
MD. PhD. Guillermo Soriano Tarín.
Coordinador del área de medicina del trabajo & wellness by work
SGS Tecnos SAU
Ronda Narciso Monturiol 17. Parque Tecnológico. 46980-Paterna (Valencia)
Resumen
Los trastornos musculoesqueléticos (en adelante TME) son una de las dolencias de origen laboral más habituales. Estos trastornos afectan a millones de trabajadores en toda Europa y suponen un coste de miles de millones de euros para las empresas estimado entre el 0,5% y el 2% del PIB. Necesitamos una imagen precisa de su prevalencia, los costes y la demografía de los TME a fin de respaldar las políticas y estrategias preventivas a escala nacional y de la UE. En nuestro país, dicha actuación se ha traducido en el Plan Nacional de Prevención de TME, que tiene como misión la reducción de la incidencia y prevalencia de estos trastornos, así como la promoción de la salud en el trabajo orientada a su prevención, estando además incluido dentro del objetivo 3 de la Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo 2015-2020.
Los TME tienen un gran impacto en la calidad de vida y en la funcionalidad de las personas que los padecen. Están relacionados con los cambios en los estilos de vida y de trabajo. Otro factor que, a corto plazo, puede incrementar de forma acusada su prevalencia es la nueva estructura demográfica de la población trabajadora que en Europa acusa un marcado y progresivo envejecimiento, por lo que se prevé que estos trastornos irán en aumento en los próximos años. Por lo general estos trastornos no tienen una sola causa y, a menudo, son el resultado de combinar varios factores de riesgo, como factores físicos y biomecánicos, factores organizativos y los psicosociales, así como factores individuales.
Dentro del sector de las empresas de mantenimiento, la diversidad de actividades también es muy amplia, incluyendo entre otras, las de climatización, ventilación de edificios, mantenimiento de maquinaria, vehículos e instalaciones eléctricas, calderas, digitalización, etc.…, con exposición en mayor o menor grado a los diferentes factores de riesgo mencionados.
Principales factores de riesgo generadores de lesiones musculoesqueléticas
Muchos factores pueden contribuir, por sí solos o en combinación, a la aparición de TME, pero se pueden destacar principalmente la aplicación de fuerza física; como la empleada para el levantamiento, transporte, tracción o empuje de cargas; los trabajos repetitivos, las posturas forzadas y posturas estáticas, como ocurre cuando se permanece de forma prolongada en posición vertical o sedente o se mantienen las manos por encima del nivel de los hombros; la presión directa sobre el cuerpo de herramientas y superficies; las vibraciones, en todo el cuerpo y en los brazos y manos; los entornos de trabajo fríos, etc.
Además, en el diseño de cualquier puesto de trabajo es importante siempre considerar la carga mental y factores psicosociales; es decir, el ajuste y la adecuación entre las exigencias de actividad mental necesarias para la ejecución del trabajo y las capacidades de desempeño de la persona.
Por último, existen una serie de factores individuales que también contribuyen a la generación de TME: historial médico, capacidad física, edad, obesidad, tabaquismo, son algunos de los ejemplos.
Según los datos de la VII ENCT, desde el año 2010 se observa una creciente incidencia de los riesgos ergonómicos. Así, los riesgos de carácter ergonómico más extendidos son la exposición, durante al menos una cuarta parte del tiempo de trabajo diario, a movimientos repetitivos de manos o brazos, que afecta al 69% de los trabajadores y las posiciones dolorosas o fatigantes (54%).
Entre los factores de riesgo físicos y biomecánicos cabe destacar:
- La manipulación de cargas, especialmente al flexionar o girar el cuerpo;
- Los movimientos repetitivos o enérgicos;
- Las posturas forzadas, mantenidas y estáticas;
- Las vibraciones, una mala iluminación o los entornos de trabajo a temperaturas bajas;
- El trabajo a un ritmo rápido;
- Una posición sentada o erguida durante mucho tiempo sin cambiar de postura.
Entre los factores de riesgo organizativos y psicosociales cabe destacar:
- Las altas exigencias de trabajo y la baja autonomía;
- La falta de descansos o de oportunidades para cambiar de postura en el trabajo;
- El trabajo a gran velocidad, también como consecuencia de la introducción de nuevas tecnologías;
- Las jornadas muy largas o el trabajo por turnos;
- La intimidación, el acoso y la discriminación en el trabajo;
- Baja satisfacción laboral.
Entre los factores de riesgo individuales cabe destacar:
- Los antecedentes médicos;
- La capacidad física;
- El estilo de vida y los hábitos (como fumar o la falta de ejercicio físico).
Abordaje de los Trastornos musculoesqueléticos
Para abordar los TME, las empresas deberían combinar las siguientes actuaciones:
- Una evaluación de riesgos, adoptando un enfoque integral, evaluando y abordando todas las causas descritas con anterioridad.
- Un plan de actuación preventiva, en donde deberá elaborarse una lista de medidas, en orden de prioridad, y hacer que las personas trabajadoras y sus representantes participen en su ejecución. La actuación debe centrarse en la prevención primaria, pero también en medidas para minimizar la gravedad de cualquier lesión. Es importante asegurar que todas las personas trabajadoras reciban la información, educación y formación adecuadas en materia de salud y seguridad en el trabajo y de que sepan cómo evitar peligros y riesgos concretos.
- Medidas preventivas y buenas prácticas: muchas situaciones en los entornos de vida y de trabajo presentes en la génesis de los TME en gran medida son prevenibles. Un escenario privilegiado para ello es el ámbito laboral, en el cual la carga de la enfermedad puede ser reducida con el diseño de acciones y programas de buenas prácticas en prevención de riesgos laborales dirigidas a minimizar el desarrollo y aparición de los TME en general, y en particular en los trabajadores de edad. Para su elaboración se debe tener en cuenta todo lo relacionado con los factores de riesgo, la organización del trabajo, la normativa en materia preventiva, la organización preventiva instaurada, las nuevas tecnologías, así como todo aquello que pueda aportar soluciones a los problemas detectados. Con todo esto se pretende contribuir a la mejora en la salud y seguridad de los trabajadores que por las condiciones de trabajo a las que estén expuestos puedan presentar TME. Además, se facilitaría el cumplimiento de la normativa, se podría incrementar la productividad mejorando la eficacia y la eficiencia.
- Vigilancia de la Salud de los trabajadores, que adquiere un interés especial, pues es el punto donde se va a determinar la detección lo más precozmente posible de estas alteraciones y su prevención. Además, dentro de las enfermedades profesionales que se contempla en el Real Decreto 1299/2006, de 10 de noviembre, por el que se aprueba el cuadro de enfermedades profesionales en el sistema de la Seguridad Social, se establecen criterios para su notificación y registro, el grupo 2 se agrupan todas las correspondientes con problemas osteomusculares.
Gestión de la salud y adaptación del puesto de trabajo para la prevención de TME en trabajadores de edad
El proceso natural del envejecimiento es un fenómeno que presenta una amplia variabilidad influido por múltiples factores personales, sociales y culturales. Se caracteriza por un conjunto de modificaciones a nivel morfológico, fisiológico y psicológico que aparecen como consecuencia del paso del tiempo, que produce una involución de las capacidades físicas, originando un deterioro del estado psicofísico y una reducción de la funcionalidad personal, y que está condicionado por distintos determinantes. Si bien el envejecimiento de la población puede considerarse un éxito de las políticas de salud pública y del desarrollo socioeconómico, también constituye un reto para la sociedad y las organizaciones del sector.
El envejecimiento de la población en nuestro país tiene un acusado impacto en la realidad social y laboral. Así, las empresas se enfrentan al reto de gestionar plantillas con edades cada vez más avanzadas. Por un lado, han de asegurarse que las condiciones de trabajo se ajustan a las capacidades y habilidades, lo cual redundará en mejores condiciones de salud y seguridad y en optimización del rendimiento y la productividad, pero al mismo tiempo, el envejecimiento tiene unas implicaciones negativas en dichas capacidades y habilidades a nivel físico, sensorial o cognitivo.
En la tabla 1 se muestran los principales cambios producidos que pueden afectar a la capacidad funcional y laboral de los trabajadores de edad del sector de mantenimiento:
Esta circunstancia deberá ser analizada de forma individualizada, y especialmente, se tendrá en cuenta en aquellos puestos de trabajo que requieran en condiciones normales:
- Un ejercicio físico intenso
- La exposición a temperaturas extremas por frío o calor
- Un incremento prolongado o intenso del ejercicio respiratorio
- Agilidad y destreza física
- Un alto nivel de concentración y destreza mental
- Una óptima agudeza visual
- Un adecuado estado del sentido del oído
Por ello que la gestión de la edad en el trabajo es un requisito imprescindible para las empresas, mediante una estrategia combinada que incluya la adecuación de los puestos de trabajo desde el punto de vista ergonómico (adaptación del puesto a la persona trabajadora), la mejora de los hábitos de vida y la implantación de un management y cultura anti-edadismo en la empresa con el objetivo de modular las demandas de los puestos de trabajo con las cambiantes capacidades psicofísicas de los trabajadores a lo largo del tiempo, de tal forma que se pueda ar respuesta a las demandas del puesto, tal como se refleja en la figura siguiente.
Como instrumento para la valoración de la capacidad funcional, proponemos el Índice de Capacidad de Trabajo o Work Ability Index (ICT-WAI), que constituye un indicador para evaluar la percepción individual de la capacidad de trabajo para el trabajo habitual, atendiendo a las exigencias del trabajo, su salud individual y sus recursos mentales, comparando el balance entre los recursos personales y las demandas del trabajo, y que ha sido recientemente validado en su versión española por el INSST.
Dicha herramienta nos permite la identificación precoz de trabajadores y entornos de trabajo que necesitan medidas de apoyo o cambios que, en función del resultado, deben abordar al menos estos 3 ámbitos:
- La adecuación de los puestos de trabajo y el entorno a las características de los trabajadores mediante el diseño ergonómico
- La implantación de una cultura anti-edadismo en la organización
- La promoción y la mejora de los hábitos, estilos de vida y competencias de los colaboradores
Conclusiones
Los factores que pueden facilitar la aparición o empeorar la evolución de los TME más frecuentes están relacionados con las condiciones de vida y de trabajo y las conductas de salud con ella relacionadas. Por ello, las acciones dirigidas a promover la adquisición de hábitos de vida saludables y a fomentar entornos laborales y sociales adecuados podrán prevenir el desarrollo y aparición de estas enfermedades.
La gestión de la edad tiene pues como objetivos principales conseguir una vida laboral con salud el mayor tiempo posible, facilitar el desarrollo competencial a lo largo de la carrera profesional y potenciar una visión positiva del valor de las personas mayores en el ámbito laboral.
El envejecimiento saludable consiste en desarrollar y mantener a edades avanzadas la capacidad funcional física y mental que hace posible el bienestar.
La utilización del cuestionario Work Ability Index se ha mostrado eficaz para llevar a cabo un diagnóstico de situación e identificar necesidades en la gestión de los TME en el colectivo de trabajadores de edad.
Referencias bibliográfícas
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